Se valiente

Conforme vamos creciendo, son ellos los que nos van guiando, los que nos van enseñando lo que está bien o mal. Aprendemos a mirarles cada vez que hacemos algo diferente para saber qué les parece. Nos regañan cuando hacemos algo que no les agrada. Vamos formando nuestra personalidad pero siempre bajo su atenta mirada, su validación.
Aprendemos a asociar su aprobación, con el crecimiento personal. El grado de dependencia va a variar en función de la protección que tus padres te hayan brindando.

En mi caso, mis padres me sobre-protegieron, siempre estaban muy pendientes de mi por que el miedo rondaba siempre cerca. Me dieron todo el amor del mundo pero eso hizo que fuera una niña miedica, tímida e insegura — siempre estaba cerca de mamá y papá. Para mí, su validación era mi salvación y me llevó a hacer siempre lo que ellos pensaron que era lo mejor para mí.

Pero esto tiene sentido cuando eres pequeño, pero qué pasa, cuando ya eres adulto y empiezas a madurar y despegarte de ellos? Seguramente, si no eres consciente de este patrón, esta responsabilidad se la hayas pasado a tu pareja. Porqué aprendimos a buscar la aprobación en las personas que amamos profundamente y sentirnos validados nos hace sentir a salvo, fuera de peligro.

Y, ¿Qué pasa cuando empiezas un nuevo trabajo? Qué vas buscando sentirte de esa manera; seguro y validado. Hay mucha gente que dice que puede llegar a mostrarse diferentes en función del lugar donde estén. Pueden estar en lo cierto pero la realidad es que, si esta asociación sigue camuflada, es un verdadero reto.

En este curso que te comentaba el otro día de “Re-pareting your child” en el post de tomando café con mi niña interior y mi adulta, hay otro ejercicio donde te invitan a reflexionar sobre las cosas que te molestan, tanto en tu vida profesional como personal.

Una vez completado, me he dado cuenta que mis reacciones son las mismas, sigo siendo esa misma niña herida que buscar aprobación y validación para sentirse a salvo.

La gran diferencia entre ambas, es que en el ámbito profesional, no podemos mostrar nuestros sentimientos y nos vemos obligados a esconderlos detrás de una sonrisa (cargada de rabia) por agradar. Y es de esta manera como siento que sí que hay personas que pueden mostrarse diferente, porque saben cómo poner a un lado su emociones.

Y siento que es por ello que te llevas el trabajo a casa, sobretodo cuando algo no marcha del todo bien que te cuesta quitártelo de la cabeza. Y es porque te de algún modo, estás dolido — tu niño o niña se siente herida - no respetada, escuchada, validada etc. Y los mismo sentimientos de rabia que sentías hacia tu madre/padre cuando no te dejaban hacer lo que tu pensabas que era mejor, los proyectas en tu jefe o supervisora.

Y si me preguntas, ¿Cuál es la solución?
Empezar por ser consciente de que ese patrón existe, seguido por aceptarlo tal y como es — es perfecto y trae un valioso aprendizaje consigo. Después, poquito a poco y con el tiempo, puedes ir corrigiéndolo otorgándole la responsabilidad de la validación a la persona correcta: tú misma.

Permítete el lujo de ser la persona que eres allá donde vayas — sea en el trabajo o con tu familia y amigos. Porque son muy pocos los valientes que se atreven. Y son pocos porque sólo ellos han aceptado que la validación y el amor incondicional reside en uno mismo y es entonces, cuando consigues vivir más armonía con el mundo que te rodea. De dentro hacia fuera.

¿Te animas?

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